viernes, 29 de enero de 2010

No estaba muerta

Yo no, pero Rohmer y Salinger ahora sí. Yo estaba bañándome en alcohol, en libros, en mundo exterior, en no redactar 3900 caracteres (espacios incluídos) de un proyecto docente a entregar mañana para irme a Brasil de lectora de español (si me lo conceden) y viendo como mis decisiones para siempre se agrietan inevitablemente (pero las cosas con grietas pueden durar mucho tiempo: una vida humana incluso).

También lloré a Rohmer (es un decir porque al final ni una película revisioné) y hoy lloro a Salinger. Los dos veían el mundo como yo siempre quise reflejarlo. Siempre quise que me dirigiera Rohmer en lugar de la Coixet. Mierda.

Tomo manhattans (sin cereza) bajo una bombilla que hace siglos que no es roja, tengo una coctelera que aún no he estrenado (viva, viva mi hermano) y la edición de Moby Dick que venía soñando un par de años. También tengo otras cosas (nuevas, quiero decir) y ahora mismo un montón de sueño. Y una programación docente que hacer antes de dormir. ¡Maldita costumbre de procrastinar! ¿Para qué quieren una programación docente? "Hola, me llamo María, el español es mi lengua materna y la tuya no". También tengo que justificar por qué Bahia. "Porque Rio me da miedo".

También tuve una gripe, una boda (con su correspondiente despedida de soltera) y mantengo una tos cojonuda. Exámenes la semana que viene y pocas ganas de estudiar.

Y no, no olvidaba que tenía un blog.